¿En qué piensas?

  • Tengo que hacer migas dulces.

    El amor es como la guerra, es facil empezar pero dificil terminar.

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    “El único día fácil fue ayer.”

    Lema de los Navy Seals

  • En que a mi me encantan, tanto las migas manchegas o extremeñas como las dulces.

    El amor es como la guerra, es facil empezar pero dificil terminar.

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    “El único día fácil fue ayer.”

    Lema de los Navy Seals

  • La diferencia entre los grandes criminales de la historia y los grandes maestros y místicos de todos los tiempos es que los criminales son reconocidos por sus contemporáneos, mientras los místicos no sólo no son reconocidos, sino que, al contrario, han sido siempre combatidos, ofendidos, amenazados y muchas veces acaban mal: la historia del pobre Jesús vale para todas.

    Y esto sucede porque los grandes criminales son parte de la sociedad. Han aceptado las reglas del egoísmo, del abuso y del atropello, que son las reglas sobre las cuales se fundan todas las sociedades del mundo.

    Al contrario, los místicos van siempre contra tendencia; son siempre críticos hacia la sociedad. Estos personajes que han sido capaces de tocar el corazón del mundo no eran gente obediente. Al contrario, eran grandes rebeldes que exponían las hipocresías que están ante los ojos de todos. ¡Estos cabrones estaban a todísima madre!. ¡De hecho, estos raros seres han sido los más grandes revolucionarios de la historia! Jesús no era un buen cristiano, ¡él ni siquiera escuchó jamás la palabra cristiano! Jesús era un judío; un judío rebelde, pero un judío. ¿Y acaso piensan que Buda era un devoto budista? ¡Ni madres! ¡Él ni siquiera escuchó nunca la palabra budismo! Él era un hindú, un hindú rebelde; así como Mansur era un musulmán rebelde, Sócrates un griego rebelde y San Francisco de puro churro no terminó en la hoguera con todo y pajaritos, en brocheta.

    Ésta no era gente obediente, tradicional… de hueva, en otras palabras.

    “¡Estos güeyes estaban a toda madre!. ¡¡¡Estos güeyes tenían dos huevototes de no mames!!!” ¿¡Y cómo podemos no estar de acuerdo!? Imagínense lo que significa ser deshonrado, difamado, burlado, perseguido por toda la sociedad y, a pesar de todo, quedarse fiel a su propia verdad. Éstos son los seres humanos más grandes que la humanidad ha dado a la luz. Y en vida han sido los más despreciados.

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    The bird of Hermes is my name, eating my wings to make me tame...

  • El mayor desprecio es no hacer aprecio, mi filosofía contra los que me "buscan".

    El amor es como la guerra, es facil empezar pero dificil terminar.

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    “El único día fácil fue ayer.”

    Lema de los Navy Seals

  • Nosotros somos desobedientes fus!!


    Nos presentan la obediencia como un gran valor, y nadie se da cuenta de una sencillísima verdad: si todos hubiéramos sido totalmente obedientes a las tradiciones, la humanidad no habría evolucionado ni un chícharo. Si todos, pero todos, hubiéramos repetido como buenos niños las enseñanzas de los padres, nosotros estaríamos todavía comiendo pasto como las vacas. ¡Ni una ensalada hubiera sido inventada! Es sólo gracias a unos desobedientes que, afortunadamente, por cualquier razón, huyeron de los tentáculos infernales de este proceso de descerebración, que la humanidad ha evolucionado. Es gracias a un grupito de atrevidos revolucionarios que se ha inventado la ensalada. Una banda de unos pocos amigos, que se encontraban en la noche, a escondidas, en un sótano, fantaseando en cómo poder hacer más sabroso el pinche pasto que estaban hasta la madre de comer desde la eternidad. Y así una noche uno de ellos, de repente, agitando en el aire un puño, vibrante de emoción, temblando por el atrevimiento de osar infringir las tradiciones seculares, se levantó y, con los ojos febriles de raptus creativo, eructó un deseo que tenía sofocado en la garganta desde hacía milenios:

    —¡Pongámosle sal!

    —¡Sí! ¡Sí! ¡Siiiiii! ¡La sal! ¡La sal! ¡La saaaaaaaal!!!!

    Empezaron a abrazarse y a palmearse poderosamente sobre las espaldas, se besaban… y mientras el entusiasmo estaba al colmo… de repente, otro de ellos, con una urgencia irrefrenable, silenció a todos y, cayendo de rodillas, como poseído por algo más grande que él, empezó a repetir con tono hipnótico:

    —A… ceite… de… oli… va… A… ceite… de… oli… va…

    Por un momento no se entendió bien lo que estaba pasando. Todos se quedaron confundidos. Pero el que parecía el menos vivo de ellos, sorprendiendo a todos, se aventó sobre el amigo que de rodillas continuaba babeando con los ojos en el vacío: “a… ceite… de… oli… va… a… ceite… de… oli… va…”, y, abrazándolo y besándolo, empezó a gritar:

    —¡Aceite de oliva! ¡Aceite EXTRA VIRGEN de oliva!

    Nadie sabía ya cómo expresar la emoción. Las palmadas ya no eran suficientes. ¡Si ya imaginar algo virgen era difícil, imaginar algo extra virgen era ciencia ficción! Empezaron a agarrarse a patadas uno al otro, a jalarse el pelo y a escupirse encima por el entusiasmo… hasta que notaron que uno de ellos, el morenito, se había quedado aparte llorando y sollozando.


    En este punto no se entendió nada más, el entusiasmo había llegado a las estrellas: gritaban, lloraban, se agarraban a cabezazos uno al otro, se recetaban unos madrazos en la cara que uno llegó a perder tres dientes y otro se desmayó dándose puñetazos en el estómago solito.

    Cuando la emoción bajó de intensidad y pudieron otra vez recuperar algo que se acercaba a la cordura, con caras de borrachos hicieron el solemne juramento de sangre de no revelar a nadie su descubrimiento. Y no por egoísmo ni codicia, sino para no arriesgarse a la condena de los padres guardianes de las tradiciones.

    Pero obviamente, como siempre pasa, nadie mantuvo el juramento. Es típico de la naturaleza humana querer compartir con los demás lo que de bueno conoces o tienes. Y así, al cabo de unos días, en muchísimas familias preparaban secretamente esta ensalada primordial, y los aullidos de placer llegaron inevitablemente a los guardianes de las tradiciones.

    No habían pasado siquiera unas semanas, cuando la pequeña banda de italianos estaba detrás de los barrotes del tribunal de la moral pública. Los “malditos” herejes fueron acusados de querer destruir a la sociedad.

    —¡Estos criminales tienen que ser detenidos inmediatamente! —dijo el ministerio público—. ¡Se empieza preparando una ensalada y se termina inventando la lasaña a la boloñesa! ¡Es así como se destruyen las tradiciones! Esto es inaceptable. Nuestros antepasados comían pasto, nosotros comemos pasto y nuestros hijos comerán pasto por los siglos de los siglos, amén.

    Sus recetas fueron quemadas, sus discípulos perseguidos, y nuestros héroes terminaron rostizados como brochetas de pollo. Pero era demasiado tarde: la evolución humana había dado el primer paso del largo viaje hacia la cumbre de la conciencia humana. La humanidad había cambiado para siempre: ¡había nacido la ensalada!



    Fus tu me tienes que hacer caso a mi xD

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